Con motivo de mi lectura del libro «Aquí Vivía Yo» de Joan Vich Montaner, aprovecho para reseñarlo y comentar mis (no) vivencias en el FIB.
Sobra decir a estas alturas que el FIB (Festival Independiente Internacional de Benicàssim) es el festival referencia del panorama musical nacional de las últimas décadas. Surgido en 1995, gracias a la inquietud musical de un grupo de valientes emprendedores como fueron los hermanos Miguel y Jose Morán, Luis Calvo (Elefant Records) y Joako Ezpeleta (revista Spiral), en aquella primera edición celebrada en el velódromo estaba Joan Vich, sirviendo bebidas en una de las barras.
Así podemos decir que comienza el libro en el que Joan relata vivencias de sus 25 años trabajando en el FIB. «Aquí Vivía Yo» (editorial Libros del K.O.) es un libro para amantes de la música, de los festivales, para quienes lo vivimos como algo más que ocio o una afición, que lo consideramos una forma de vida. No importa si no has conocido el festival, si eres joven y no conoces su historia, sea como sea el libro te atrapará con sus historias (a cada cual más sorprendente y divertida) y los saltos en el tiempo, o si me lo permite Joan, divagaciones de un tema a otro.
Sin entrar en detalle en cada una de las anécdotas, para eso hay que leer el libro, os contaré lo que me ha parecido y enlazaré con mis vivencias en el festival. Hago un inciso, este artículo no está patrocinado ni es publicitario del libro, tras leerlo sentía la necesidad no sólo de recomendarlo sino también de contar mis experiencias tal cual lo hace Joan.
Me he sentido representado en algunos puntos relatados en el libro, y no me refiero a Frida y sus toallas (aquí tenéis una de las historias que no os podéis perder). Sin ir más lejos, leyendo el libro he confirmado lo que venía pensando desde hace un tiempo, darle un enfoque de fanzine a Sevilla Indie, olvidándome de la idea inicial de recuperar el proyecto como comunidad o como web musical periodística al uso (para esto ya hay medio profesionales que merecen todo mi respeto).
Vuelvo a dar un volantazo cual Fernando Alonso cambiando de escudería, retomando mis pensamientos de Sevilla Indie como fanzine, ahora mismo estoy sólo en el proyecto, así que aprovecho estas palabras para anunciar que si a alguien le interesa colaborar con alguna sección o idea para la web, estoy abierto a incorporaciones. Podéis escribir a [email protected] con vuestras propuestas y las estudiaré.
JOAN I
Ya dije que no voy a entrar en detalle del libro, pero de primeras lo que más me gustó fue recordar los inicios del festival, cuando todavía la I era de Independiente; cómo fue creciendo de las primeras ediciones en el velódromo al recinto actual, las relaciones tan cercanas que había entre artistas, organización y público. Ejemplo de esto último, y siendo de las anécdotas que más me gustaron, fue cómo surgió el partido de fútbol de prensa contra artistas en 2001.
Imaginar a parte de la escena musical escocesa (aquí el ser fan de Belle and Sebastian ayuda a ser de mis historia preferidas) jugando contra la prensa española en la esplanada del festival con mochilas como porterías me hace sentir en parte envidia por que Joan estuviera allí y en parte nostalgia por una época en la que en la música, y por qué no decirlo también en la vida, había improvisación y naturalidad.
Aunque los libros ayudan a usar la imaginación, hay casos en los que es necesario buscar una imagen. Es por ello que necesitaba buscar imágenes de aquellos comienzos, de ese primer partido de fútbol, y la encontré en el fanzine El Planeta Amarillo de Rafa Skam. Espero que no le importe que os la comparta.
DANICK
Bueno, ¿y dónde estaba yo en los orígenes del FIB? En agosto de 1995, en la primera edición, tenía 13 años, por lo que creo es excusa suficiente para no haber ido. No fue hasta 1997 y 1998 cuando me adentré en lo que posteriormente se etiquetaría, muy a mi pesar, como indie. Tras pasar los últimos años escuchando principalmente Prodigy y The Chemical Brothers, todo cambiaría con la publicación de OK Computer de Radiohead (aunque confieso que tardé algún año en poder hacerme con el), la cinta de Version 2.0 de Garbage que aún luce en la estantería de CDs, y sobre todo con el recopilatorio Vértigo 3. Gracias a él pude adentrarme en la música de artistas como Björk, Suede o Beck.
Sobre los años 1999 y 2000 ya tenía ampliado mi catálogo de referencias musicales y comenzaba a escuchar programas de radio como Viaje a los Sueños Polares o la programación de Fórmula Uno, la emisora musical de Canal Sur Radio que después daría lugar a Canal Fiesta Radio y que aunque hoy día cueste creerlo era la versión andaluza de Radio 3. Curiosamente aún tardaría unos años en ser oyente «fiel» de Radio 3, pero por aquel entonces ya escuchaba algunas cosas sueltas, principalmente los especiales desde el FIB.
Fue la edición de 2002 la que pasé escuchando en un apartamento en la playa y soñando con poder ir algún día, recuerdo perfectamente escuchar entero el concierto de Los Planetas y eso que por aquel entonces todavía no terminaban de gustarme (poco después todo cambiaría). Para la edición de 2003 me encontraba en el pueblo de mis padres, alejado de la playa y rodeado de naturaleza. Recuerdo encender un radiocasete de doble pletina y buscar con la antena extendida la mejor señal de radio 3 para seguir el festival. Fue el año de Blur, Placebo, Beck, Travis, Suede… pero no me preguntéis por qué pero el concierto que recuerdo escuchar con una gran envidia fue el de Moloko.
Ya no podía soportarlo más, necesitaba gente para ir a conciertos y festivales. Este fue uno de los detonantes de cofundar Sevilla Indie a finales de 2003. Así surgí como Danick. Pero esta es otra historia que ya conté aquí.
JOAN II
Vale, está claro que mis anécdotas no pueden compararse a las de Joan del libro, pero cabe recordar que todo lo que conté antes era siendo menor de edad. Y siendo menor de edad no puedo hablar de toallas. Pero ese no es uno de los grandes capítulos del libro. Hay anécdotas de todo tipo, cuyos títulos no quedan aclarados hasta la última línea. Y sí, también hay partes tristes o polémicas, los cambios de propietarios o como poco a poco el festival fue perdiendo su esencia, ¿y qué no la pierde con el paso del tiempo?
OSOBANDIDO I
Era 2006, el año que iba a ser nuestra puesta de largo en el FIB, ¡ya iba siendo hora! No podíamos esperar más, teníamos algo de dinero, conocíamos otros festivales como el Contempopranea pero teníamos que dar el salto a un grande, al más grande. ¿Qué podía salir mal?
Como comenté antes, a finales de 2003 cofundé Sevilla Indie con Osobandido. Aunque había algún año de edad de diferencia, conectamos a la perfección desde el primer día. Era por tanto la persona ideal para «perder la virginidad» del FIB. Me va a perdonar el comentario, pero como buen moderno (lo que años después sería un hipster) él tenía un flamante MacBook para sus diseños e ilustraciones, y esto es importante para lo que viene a continuación.
El destino quiso que el FIB pasase a ser de mi festival favorito (sin haber ido) a mi festival maldito. Semanas antes de celebrarse, y a punto de comprar los abonos, recibo un mensaje de Osobandido diciendo que se le ha partido la pantalla del MacBook y que con la reparación se le iba el presupuesto para ir al FIB. Adiós a mi sueño de ir al FIB. Viendo de nuevo el cartel de ese año aún se me caen lagrimones, y eso que fue el año de la espantada de Morrissey. Ni eso consuela.
JOAN III
Confieso que no conocía a Joan, sabía de los fundadores del FIB, de los nuevos propietarios, pero no de él. No fue hasta estas últimas ediciones del Monkey Week cuando una persona delgada, seria y culta, con aspecto de gafapasta y hipster (espero que me perdone si lee esto, para compensar no usaré la palabra fiber en este artículo) me llamó la atención. Leyendo el libro vi que podríamos tener cierta similitud a la hora de entender la música independiente, inquietudes similares, aunque como se puede leer en este artículo mis anécdotas (si es que tengo alguna) están a años luz de lo relatado en el libro. No voy a desvelar nada, pero no he tenido encuentros en restaurantes como el suyo.
OSOBANDIDO II
Vuelvo a mi línea temporal. Pasado el chasco del no-FIB de 2006, en 2007 se presentaba otra oportunidad de ir por fin. Esta vez los abonos los compramos con tiempo de antelación para tener margen en caso de imprevistos. Nada hacía presagiar un nuevo desastre pero he aquí algo que jamás pensábamos que ocurriera, no nos gustó el cartel de esa edición.
Para ponerlo en contexto, como también se comenta en el libro, en los inicios el FIB tuvo que competir con otros grandes festivales nacionales. Eran pocos los competidores pero de gran calidad.
Principalmente fueron el Espárrago Rock (al que tampoco pude ir pero repasando sus carteles vemos a Beck, Placebo, Faith No More, Iggy Pop, Sonic Youth o Garbage) y sobre todo el Doctor Music Festival (que contó en sus carteles nombres como David Bowie, Lou Reed, Patti Smith, Bob Dylan o Beastie Boys). El pulso lo acabó «ganando» el FIB por el K.O. del Espárrago y el Doctor Music, quedando como el único gran festival nacional vivo.
Durante los primeros años de la década de los 00′ (o como se diga) la hegemonía del FIB fue total, pudiendo lucir unos carteles con unos cabezas de cartel que ningún otro festival podía permitirse. Pero según avanzaba la década surgieron nuevos «rivales». Primero el Primavera Sound, aunque por fechas no era tan rival directo, y después el Summercase. La guerra con este último fue total, llegando a coincidir en fechas.
Por aquel 2007 rivalizaban en artistas y eso se notó en un bajón de nivel en el FIB, o al menos eso nos pareció. Pese a contar en su cartel nombres como Muse, Dinosaur Jr o Artic Monkeys, decidimos vender los abonos e ir al Summercase, donde disfrutamos de Arcade Fire, PJ Harvey, Air o James, entre otras bandas y artistas. Vale, en este caso no se puede considerar mala suerte ni motivo de un mal fario, pero otro año que me quedaba sin FIB. Ahora sí se estaba convirtiendo en mi festival maldito.
JOAN IV
Vuelvo al libro y a la actualidad de festivales de estas últimas semanas (este artículo empezó a escribirse en verano). La casualidad quiso que horas después de acabar el capítulo del libro en el que Joan contaba lo sucedido en la edición de 2009, donde un temporal de viento hizo cancelar varias actuaciones, ocurriesen los desgraciados acontecimientos del festival Medusa. Esa casualidad hizo replantearme lo narrado en el libro al verlo con la perspectiva de la tragedia que ocurrió poco después de acabarlo, un tema muy delicado del que prefiero no opinar por aquí.
Pero el libro tiene mucho más de humor y momentos, por decirlo de alguna forma, surrealistas, aunque el protagonista no los viese así mientras ocurrían. La tensión, nervios y estrés de organizar un festival son inimaginables, deben llevarte al límite, como así le ocurrió a Joan en algunos de los relatos. Pero todo lo compensa la satisfacción cuando termina y se hace balance de lo conseguido, del disfrute del público y artistas.
Como aclaración, y para que se entienda este artículo, cada capítulo del libro tiene un nombre como protagonista, algunos de ellos no se desvelan como dije antes hasta el final del mismo. Es por eso que sólo voy a adelantar unos aleatorios para que después cada cual piense de quién puede tratarse y el porqué: Howe, Pedro, Ernesto e Ivan.
OSOBANDIDO III
Mi festival maldito tuvo por fin un motivo de alegría. Si bien seguía sin poder ir a la cita de Benicàssim entre una cosa y otra (a saber qué cosas), donde hasta Osobandido ya había podido ir, al menos en 2008 pude ponerme una pulsera con el famoso logo del FIB del casco. Fue en la primera y única edición del Saturday Night Fiber de Madrid. Contó entre, otros artistas, con Morrissey, My Bloody Valentine o Hot Chip, para mi eso era como un mini FIB. Misión casi cumplida.
Pasaba el tiempo y he confesar que el FIB cada día me interesaba menos. Con una competencia de festivales cada vez mayor y una britanización cada vez más acentuada en el público y en cartel, mi interés por ir casi se había perdido. Pero mira tu por donde, el omnipresente en este artículo Osobandido me dio la alegría del año 2010: le había tocado un abono del FIB. Bueno, que yo me alegro mucho por él y que le tocase el abono pero la alegría me llegó cuando negociando consiguió tres abonos más. Ahora sí, me iba al FIB (pero al FIB FIB, al de Benicàssim).
Ahora es cuando esperáis anécdotas locas como las del libro de Joan, pero no. Mi anecdotario de festivales no es muy extenso y mucho menos en aquella edición del FIB que tampoco contaba con un cartel histórico, pero bueno, yo iba por fin. Y se me olvidada decirlo, era un abono VIP. A cambio de invitarme al festival, acordamos que yo llevaría el coche todos los días, ida y vuelta desde Valencia, donde nos quedábamos. Y no, tampoco tengo anécdotas de trayectos en medios de transporte, para eso lean el libro.
Aquella edición de 2010 contó con Vampire Weekend, Gorillaz (uno de los conciertos de mi vida), Kasabian y sobre todo Prodigy (como dije al principio del artículo era uno de los artistas/banda de mi adolescencia). Entre mi pudor y la falta de alcohol que me desinhibiera, no me bañé en la famosa piscina del FIB (si acaso metí los pies). Si llego a saber que años más tarde quitarían la piscina me hubiera bañado sin durarlo.
Pasamos la mayor parte del tiempo en la zona VIP esperando codearnos con artistas famosos y tener anécdotas para un libro sobre el FIB, pero no. Nos limitamos a ver por allí a Ian McCulloch de Echo & the Bunnymen, a bandas nacionales haciendo entrevistas y poco más, creo que algún miembro de Ash estaba haciendo uso de la piscina cerca nuestra pero la verdad es que no lo reconocí. Lo más cerca de la fama la tuvimos cuando coincidimos con el bajista de Gorillaz, ignorante de mi que sólo lo vi como un hombre más y resultaba ser Paul Simonon de The Clash. Se nos escapó ver a Damon Albarn, el cual atravesó la zona VIP cual, cual, cual Damon Albarn atravesando una zona VIP huyendo de fans enloqueciendo.
Mientras escribo esta parte del artículo repaso las fotos del aquel FIB. Aún recuerdo como aquello estaba lleno de ingleses borrachos pero educados ante todo. Como se dice en el libro, literalmente por los suelos y/o desnudos. Los pocos españoles nos refugiamos en las actuaciones de Sr. Chinarro o Love of Lesbian. También asistimos a las primeras actuaciones en España de Foals o Two Door Cinema Club, pero esto no se trata de una crónica 12 años más tarde, aquí lo dejo.
JOAN V
No me quiero despedir sin antes agradecer a Joan la publicación de este libro que ha sacado a la luz sensaciones que no tenía desde hacía años, cuando mi único acercamiento a los festivales era a través de la radio. Un impulso que necesitaba al ver de cómo aún queda gente que vive la música como algo más, una forma de vida, en su caso 25 años ligados al FIB y en el mío 18 años con Sevilla Indie. Ambos proyectos de vida que nunca nos cansaremos de dar las gracias de haberlos vividos.
Sobre el FIB poco más se puede escribir de lo que no se haya escrito ya. Tras muchos años de fanático incondicional, desde la lejanía, de los que pusieron un grito en el cielo cuando pasó de Independiente a Internacional o cuando pasó de celebrarse en agosto a julio, es hora de que el festival siga su rumbo. Tras varios cambios de propietarios, el último fue el más significativo. Desde 2019 en manos de The Music Republic, compró el pack nombre, web, recinto y logo, ya no queda nada el FIB original. Espero que los nuevos propietarios puedan ofrecer algo especial que tenía el festival, diferente, si es que eso hoy en día puede conseguirse, alejándose de indiefórmulas nacionales y nombres internacionales de relleno.
EPÍLOGO
Para quien quiera, aquí está el enlace por si queréis comprar el libro:
https://www.librosdelko.com/collections/joan-vich
Administrador de Sevilla Indie