BITÁCORA 011
FECHA: 9 Junio 2022
DESTINO: Cartuja Center CITE
ESTRELLA: JETHRO TULL
Debo comenzar esta bitácora recordando que en esta sección trato de relatar mi experiencia en los conciertos, más allá que una crónica periodística es un diario donde voy apuntando mis vivencias.
Cuando recuperé Sevilla Indie quería ir más allá de la escena indie, al menos ocasionalmente, por eso me animé a acudir a ver a uno de los nombres clásicos de los 70, Jethro Tull. Con una carrera de más de 40 años, el proyecto de Ian Anderson cuenta con una amplia discografía que va del rock progresivo al folk pasando por el hard rock. Confieso que no era muy conocedor de su obra más allá de Aqualung, por eso aproveché los días previos al concierto para empaparme parte de su discos, incluido el más que aceptable último trabajo, The Zealot Gene (2022).
Como comenté antes, voy a relatar lo que viví en el concierto desde un punto personal, para una crónica periodística como tal podéis leer la realizada por José Miguel Carrasco para el Diario de Sevilla.
Aclarar que además de llevar la web y escribir en esta sección, soy fotógrafo de conciertos y voy a comenzar relatando lo sucedido en los primeros compases del concierto. Como es habitual, tras recibir la correspondiente autorización por parte de la organización del Cartuja Center CITE, los fotógrafos que acudimos a cubrir el evento nos situamos en los lugares donde nos está permitido estar, siempre sin molestar al público y al artista. Para la estancia en primera fila siempre respeto lo que nos indique la organización y aunque en este caso no nos habían puesto límite, por respeto al público sólo iba a estar las primeras tres canciones, cambiando una vez de zona para evitar posibles molestias, para posteriormente ir a mi asiento asignado.
Todo parecía normal cuando un enérgico Ian Anderson salió al escenario con su inseparable flauta para demostrar que los 74 años no le pesan a la hora de correr y moverse por el escenario. Pero al poco todo se torció, para empezar llamó la atención a alguien del público por usar flash con el móvil, hasta aquí veo entendible la queja aunque las formas podrían haber sido mejor, pero nada más empezar el concierto podría entender que con un aforo de unas 2000 personas alguien pudiera activarlo sin querer, bien sea para hacer una inocente foto o simplemente para guiarse entre la oscuridad para encontrar su butaca.
Lo que parecía algo anecdótico quedó corto por lo que viviríamos después. Sobre la tercera canción, un fotógrafo de prensa estaba situado en uno de los lugares expresamente permitidos por Cartuja Center, una pasarela en un lateral donde no se molesta a ningún asistente. Por un momento pensé que cuando Ian Anderson salió corriendo hacia el fotógrafo sería para hacer una de sus habituales poses con la flauta pero por desgracia no fue así. Completamente enfurecido gritó al fotógrafo para que se fuera de donde estaba, repito que estaba en un sitio permitido y sin molestar a nadie, amenazando con marcharse del concierto si no se iba. El fotógrafo, que estaba haciendo su trabajo, abandonó el auditorio.
Ante semejante panorama decidí recoger la cámara e ir a mi asiento. Al menos pude volver sin que nadie me expulsara de forma de poco amistosa como le sucedió a otro compañero fotógrafo. Tras volver a comentar a gritos a alguien de su equipo que si volvía a ver alguien por primera fila moviéndose se iría, el concierto continuó. Al poco tiempo pusieron una imagen por pantalla indicando que estaba prohibido realizar fotos y videos.
Retomando lo estrictamente musical, el concierto se dividió en dos partes de unos 45 minutos cada una, con 15 minutos de descanso entre medio. Tras escuchar varias veces su último disco imaginaba que el sonido lo llevaría a ese terreno, como así fue. La flauta fue la gran protagonista del concierto, dejando los sonidos más propios del rock progresivos o del hard rock a pocos momentos casi anecdóticos de sintetizadores, solos de batería y guitarra. Es normal que a su edad la voz se resienta y esto hizo que muchas partes vocales se interpretasen de forma instrumental y cuando le tocaba cantar fueran breves y con una voz casi rota por el paso del tiempo.
Como no conozco a fondo su discografía, no voy a analizar los temas uno a uno, para ello ya comenté antes tenéis la estupenda crónica del Diario de Sevilla, pero la sensación que tuve fue que no era exactamente lo que había escuchado estos días atrás. Eché en falta más momentos vocales o de guitarras, sin tanta presencia de flauta que prácticamente abarcó el 90% del concierto, y sí, ya sé que un concierto de Ian Anderson es eso, pero al presentar el espectáculo esperaba algo más.
Ya en la recta final sucedieron algunos detalles que llamaron la atención, de nuevo más allá de lo musical. Me pareció que llamó la atención a alguien de las primeras filas linterna en mano, aunque esta vez no escuchamos lo que dijo. Justo antes de comenzar los bises apareció por pantalla una imagen indicando que ahora sí se permití realizar fotos y vídeos, momento que aprovechó parte del público para iluminar con el flash, no puedo confirmar con qué intención. En una de las últimas canciones hizo un homenaje a Ucrania con banderas de distintos países en la pantalla, desde el Reino Unido a Irlanda a la mayor parte de Europa, incluida ¿Brasil? y sin la bandera de España, algo que resultó muy raro. La despedida fue cuanto menos cinematográfica, con una foto y nombre de cada uno de los miembros de la banda por pantalla mientras salían a saludar al público, incluido el señor Anderson.
A nivel técnico no se puede poner ninguna pega al concierto, todo lo contrario, además del virtuosismo y energía derrochada por Ian Anderson se unieron una serie de músicos talentosos, algunos de los cuales llevan décadas con él. Una ejecución instrumental magistral lastrada por momentos de furia desmedida.
Genio y figura.
PD 1: si no quería distraerse por la presencia de fotógrafos en primera fila era tan fácil como haber avisado previamente a la organización y nos hubieran ubicado en otro lugar.
PD 2: si tanto le molesta que el público haga fotos y vídeos durante el concierto, por aquello de molestarle el flash, debían haber puesto la imagen de prohibición justo al inicio del concierto y diciendo claramente que no estaba permitido pero que en las últimas canciones sí lo estaría, así el público hubiera esperado a la recta final donde estaba permitido para llevar un bonito recuerdo a casa en forma de foto.
SETLIST
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Administrador de Sevilla Indie