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SEVILLA INDIE

BITÁCORA 027 | La dualidad de The Prodigy

14 julio 2024

FECHA: 9 Julio 2024
RECINTO: Icónica Sevilla Fest, Plaza de España
ARTISTA:
THE PRODIGY

Lo primero que quería destacar en esta crónica era que había sido el debut de The Prodigy en Sevilla, pero no, no es así. Tirando de hemeroteca nos encontramos con que la primera visita de The Prodigy a Sevilla se data del 27 de abril de 1996, en pleno sábado de feria, en el Palacio de Congresos. Y me resulta frustrante que no lo recordase porque por aquella época, aunque apenas tenía quince años y no podía ir a conciertos, me consideraba fan de la banda.

Porque no, me cuesta considerar a The Prodigy una banda al uso. Siempre es y será Liam Howlett quien, pese a parecer ser simplemente quien está detrás de los teclados en los directos, el cerebro y creador de su música. Y es precisamente en la época de la primera visita, allá por mediados de los 90s, cuando esto tiene más sentido aún cuando a Liam se le unían para los conciertos sus «colegas» Maxim Reality como MC, y Keith Flint y Leeroy Thornhil al baile, y estos ni aparecían en las grabaciones ni créditos de las canciones, simplemente estaban como apoyo en los conciertos e imagen de banda.

Todo cambió cuando, con The Fat of the Land, Maxim y especialmente Keith empezaron a meter sus voces en los temas. Y fue en 1997 cuando la leyenda de The Prodigy se agigantó.

Y así nos encontramos en 2024, un martes de julio, con un partido de España en la Eurocopa que no sólo había retrasado el concierto media hora, sino que había llenado los prolegómenos del concierto de ambiente futbolero. Algo que gustó a mucha gente pero a otra mucha enfadó. Personalmente hubiera separado fútbol de música, pero hay que entender que hoy más que nunca la industria musical de conciertos y festivales es un negocio que no escatima en hacer los mayores ingresos posibles y no querían dejar pasar la oportunidad.

Otro aspecto previo a mencionar era el aspecto de festival, para lo bueno y lo malo, que presentaba tanto la Plaza de España como su entorno. Una gran valla para acceder al recinto, con dos controles, y los alrededores llenos de gente haciendo botellón, me parecía una imagen triste con toda sinceridad. Incluso el Parque de María Luisa permanecía cerrado durante horas por ello, aunque visto lo visto por el civismo de algunos y algunas, fue lo mejor.

Volviendo a lo estrictamente musical, han pasado cinco años del fallecimiento de Keith Flint, su imagen icónica y voz de algunos de los temas más míticos de The Prodigy. Mucha gente pensó entonces que sería su fin, quizás por aquella comprensible ignorancia de que era el líder y cantante. Pero hubo otras opiniones, entre ellas la mía, que ni mucho menos sería así, mientras Liam siga en activo queda Prodigy para mucho, mientras el quiera.

Ya hacía años que pasaron de cuarteto a trío tras la salida del espigado Leeroy, bailarín los primeros años. Ahora en formato dúo, quedaba por ver cómo afectaría a los conciertos, donde era Keith era el indiscutible emblema y agitador. La primera respuesta la teníamos nada más empezar el concierto, los primeros compases de Breath sorprendieron por lo épico del concierto, pero todo quedó a medias, literalmente.

Con una estética habitual de los conciertos, entre el punk-rock y la electrónica, luces estridentes, humos, un Maxim casi irreconocible bajo una capucha, Liam casi oculto entre los teclados y la batería y guitarras/bajos de los músicos de directo, Breath empezó apabullante pero en poco más de dos minutos terminó de golpe. Extrañado por la corta duración, y frustrado a la vez, empezó Omen, quizás el gran hit de los discos de después de los 90s.

Esta vez sí sonó el tema entero, y el subidón fue considerable. Entre mezclas y mezclas los temas iban fluyendo y funcionaban. El recinto de la Plaza de España presentaba una gran entrada, y la euforia se sentía, especialmente en las primeras filas.

Sorprendió que ya en la cuarta canción volvieran con otro de los temas insignias de The Fat of the Land, Firestarter. Además, las pantallas del escenario mostraban la figura de Keith y sus bailes, en un claro homenaje a su imagen, mientras un hiperactivo Maxim hasta entonces, quedó inmóvil con la cabeza agachada en claro respeto a su amigo. Pero una vez más el tema quedó reducido a un par de minutos, remezclado y cuando esperábamos ese subidón, las mezclas nos llevaron a otro de sus himnos como es Voodoo People.

Maxim se echó a los hombros el poder de levantar al público, y desde luego que puso empeño en ello, con distintos vítores para que un entregado público disfrutase de una noche para el recuerdo. Hay que reconocer sus energías pero se notó que una segunda voz de apoyo como era  la de Keith era lo ideal para un concierto de The Prodigy, su complemento. Y es que, aunque siento sonar repetido, ni Maxim ni Keith eran cantantes como tales, y en el caso de Maxim se notó especialmente en el Icónica.

Si bien temas de sus últimos trabamos como Roadblox o We Live Forever encajaban perfectamente en la propuesta del directo de hoy día, algunos de sus clásicos como No Good (Start The Dance) se quedaron a medias. Había voces sampleadas pero no todas, Maxim metía algunas de las voces pero no todas. Además, desde posiciones más alejadas del escenario resultaba incómodo de seguir entre las luces y el humo.

Es por ello que me pareció un concierto con dos puntos de vista. Quien lo disfrutase desde posiciones centrales y cercanas, dejándose llevar por la euforia y la maestría de Liam a los teclados, sintetizadores y samples, lo disfrutaría en grande, y daba igual si los temas quedaban cortos, excesivamente cambiados o remezclados, o si Maxim no podía llevar todo el peso vocal de los temas.

Pero algunos que fuimos muy fans desde los 90s, y más si ya los habíamos visto ya hace años, esperábamos más. Aún sabiendo que sin Keith no sería igual, sentí cierta frustración en algunos temas, se me quedaron incompletos. Es algo que pasa, y me perdonaréis la eterna comparación, con los directos de The Chemical Brothers, donde hay temas tan remezclados en directo que resultan casi irreconocibles y otros que cortan antes de un subidón, pero su puesta en escena lo compensa todo. Pero eso no ocurre con los directos de The Prodigy, y más hoy día, una estética oscura, incómoda, que si le sumas que tejan un tema a media te causa frustración.

No digo que tengan que abandonar el formato punk, pero quizás una reinvención del directo, con algo más de visual y quizás asumir la ausencia de Keith y dejar sonar más voces suyas sampleadas en directos (sin cortar los temas sería el mejor homenaje) y dejar a Maxim a lo que ha hecho siempre, como apoyo al directo en cuanto a animación y no la de temer todo el protagonismo durante el concierto.

Repasando el setlist hay que reconocer que fue casi perfecto, aunque resulte engañoso en cierta forma. Como ese final con Out of Space que fue más para salir a despedirse del público que un tema más del concierto como tal. Una hora y veinte que dio para mucho y poco a la vez, sensaciones encontradas con dos puntos de vista para un mismo espectáculo.

REPERTORIO

01 Breathe (The Fat of the Land, 1997)
02 Omen (Invaders Must Die 2009)
03 Spitfire (Always Outnumbered, Never Outgunned, 2004)
04 Firestarter (The Fat of the Land, 1997)
05 Voodoo People (Music for the Jilted Generation, 1994)
06 Roadblox (The Day Is My Enemy, 2015)
07 Light Up the Sky (No Tourists, 2018)
08 No Good (Start The Dance) (Music for the Jilted Generation, 1994)
09 Poison (Music for the Jilted Generation, 1994)
10 Get Your Fight On (The Day Is My Enemy, 2015)
11 Their Law (Music for the Jilted Generation, 1994)
12 Smack My Bitch Up (The Fat of the Land, 1997)

-bises-
13 Take Me to the Hospital (Invaders Must Die 2009)
14 Invaders Must Die (Invaders Must Die 2009)
15 Diesel Power (The Fat of the Land, 1997)
16 We Live Forever (No Tourists, 2018)
17 Out of Space (Experience, 1992)

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THE PRODIGY – Icónica Sevilla Fest (9 Jul. 2024)

Administrador de Sevilla Indie

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