FECHA: 3 Julio 2023
DESTINO: Icónica Fest (Plaza de España)
ESTRELLAS: KRAFTWERK
Si hay algo que la gente de Sevilla nunca hubiera imaginado es sin duda el aterrizaje en la Plaza de España de los cuatro “hombres máquina”: Kraftwerk.
Icónica Sevilla Fest ha sido la encargada de hacer posible que esta maravilla ocurra y que a continuación traduciremos directamente del código binario a tu pantalla. Achtung!
Poca presentación necesita Kraftwerk, pero por si eres de los que el pasado 3 de julio conectó por vez primera con ellos, decirte que viste a los que son considerados “padres de la electrónica”. El cuarteto fundado por los semidioses Ralph Hütter (nombre digno de un combo Simpsoniano) y Florian Schneider allá por 1970 en Düsseldorf, forjó un estilo propio y pionero llevando a otro nivel el tratamiento de la música electrónica. La simplicidad de ritmos repetitivos enlazados con preciosas melodías que recorren todos tus circuitos podrían ser los elementos que componen sus canciones, eso sí, todo ello acompañado por mensajes en forma de vocoder. Todos estos elementos tratados con sumo cuidado pueden dar lugar a canciones tan hermosas como Radioactivity.
Aunque actualmente Kraftwerk solo cuenta con Ralph Hütter como miembro fundador tras la desaparición de Florian Schneider en 2020, el resto de sus componentes (nunca mejor dicho) merecen una mención digna gracias a sus más de tres décadas formando parte en la formación como son Fritz Hilpert y Henning Schmitz, siendo Falk Grieffenhagen el último en unirse allá por 2013.
Nos teletransportamos a aquella Icónica noche.
Comenzando con puntualidad alemana, y a pesar de que la presencia de público comprendía el equivalente a un tercio o menos del aforo, nada de esto fue óbice para que comenzáramos con una lección de números en Deutsch al son de cuatro señores con trajes propios de la mítica película Tron mientras sonaba la apertura usual Numbers seguida de Computer World (Computer World, 1981). A medida que iba avanzando el concierto, los trajes se iban animando con luces que acompañaban el espectáculo, tan solo sus cabezas parecían ser humanas.
El primer cortocircuito del viaje ocurrió con Spacelab (The Man-Machine, 1978), donde quedó escenificado en pantalla la llegada de los mismos en un platillo volante dejándonos ver cómo a través del espacio Sevilla quedó geolocalizada (en ese momento miré hacia el cielo por si veía algo…) y dándose antes un paseo previo por la Giralda, llegaban a su destino: la mismísima Plaza de España.
Tras ese subidón no pudieron faltar éxitos tan míticos como The Man-Machine, Electric Café o la bellísima Computer Love donde el público más veterano lo vivió como era de esperar e incluso los propios Kraftwerk, inmersos en sus atriles maquineros parecían estar cerca de nosotros.
En torno a la mitad del concierto, nos concedieron su más internacional éxito: The Model. Una amable melodía que casi todo ser viviente nacido incluso en los 90 puede (y debe) conocer… Y tras este manjar (permítanme una apreciación personal), mis oídos no daban crédito cuando se escucharon los primeros segundos de Neon Lights, pues nunca la había escuchado en directo y me atrapó tanto que aún resuena en mi cabeza, ¡qué armonía desprende!
Tras aproximadamente dieciocho minutos de Tour de France con sus etapas al completo seguido de un viaje por Europa con Trans-Europe Express llegamos a lo que para todos los asistentes quizás fue la guinda del pastel.
Me pasé todo el día del concierto cantando “We are the robots… ti, ti ti tii” y sin esperar nada en concreto esa noche se podría decir que la Plaza de España al completo se transformó al compás de The Robots. La iluminación no podía acompañar mejor a una canción así, no sabíamos dónde mirar, las torres norte y sur parecían despegar. Es increíble incluso cómo la luna llena de aquella noche asomaba y tomó parte de protagonismo, uniéndose a semejante espectáculo, siendo testigo. Todos estábamos enloquecidos, a más de una hora y media de concierto ahora éramos todos juntos los que despegábamos, ¡y de qué forma! Alucino.
Pero como todo lo bueno acaba, y tras la tormenta siempre llega la calma, Planet of Visions se encargó de bajarnos un poco las pulsaciones, volviendo a situarnos donde estábamos y con las proyecciones iniciales tal vez para recordarnos que aquel viaje iba tocando su fin…
Como no podía ser de otra forma que al ritmo de la aclamada Boing Boom Tschak, con la que volvimos reconectar, la que supondría el comienzo del final de algo que no quería acabar. Techno Pop sirvió de puente para cruzar hasta el final de la misión, y fue cuando sonando Music Non Stop fueron abandonando delicadamente uno a uno el escenario tras dejar bien atado su cometido en el atril y dirigiéndose a ocupar su lugar en la nave en la que habían venido, no sin antes recibir un acalorado aplauso de todos los asistentes (pocos, pero hicimos mucho ruido). El último en despegar fue Ralph Hütter, con una ovación enorme, en agradecimiento a todos por hacer que la música no parase tras casi dos horas de concierto y crear semejante calidez, belleza y ensueño a través de un frío atril, inamovibles y casi impasibles.
Muzik Non Stop!
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Redactora de Sevilla Indie